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Tipos de proyectos
Según Córdoba (2011) los proyectos pueden clasificarse en cinco grupos según sea sus objetivos, costos y beneficios.
1. De acuerdo con su naturaleza, los proyectos pueden ser:
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Dependientes: son los proyectos que para ser realizados requieren que se haga otra inversión.
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Independientes: son los proyectos que se pueden realizar sin depender ni afectar ni ser afectados por otro proyecto.
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Mutuamente excluyentes: son proyectos operacionales donde aceptar uno impide que no se haga el otro, o lo hace innecesario.
2. De acuerdo con el área que pertenece, los proyectos pueden catalogarse en cinco tipos básicos:
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Productivos: los que utilizan recursos para producir bienes orientados al consumo intermedio o final.
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De infraestructura económica: los que generan obras que facilitan el desarrollo de futuras actividades.
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De regulación y fortalecimiento de mercados: son los proyectos que apuntan a clarificar y normalizar las reglas de juego de los mercados.
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De apoyo de base: aquellos dirigidos a apoyar a los proyectos de las tipologías anteriores.
3. De acuerdo con el fin buscado, los proyectos pueden ser:
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Proyectos de inversión privada: en este caso el fin del proyecto es lograr una rentabilidad económica financiera, de tal modo que permita recuperar la inversión de capital puesta por la empresa o inversionistas diversos en la ejecución del proyecto.
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Proyectos de inversión pública: en este tipo de proyectos el Estado es el inversionista que coloca sus recursos para la ejecución de este.
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Proyectos de inversión social: un proyecto social sigue el único fin de generar un impacto en el bienestar social.
4. Una clasificación de proyectos privados se puede establecer en función al impacto en la empresa:
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Creación de nuevas unidades de negocios o empresas: en este caso un proyecto se refiere a la creación de un nuevo producto o servicio.
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Cambios en las unidades de negocios existentes: en este tipo de proyectos no se crea ningún producto o servicio; simplemente se hacen cambios en las líneas de producción.
5. En el caso de los proyectos públicos o sociales, se pueden establecer ciertas clasificaciones:
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Proyectos de infraestructura: relacionados a inversión en obras civiles de infraestructura que puede ser de uso económico o de uso social, mejorando las condiciones de vida.
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Proyectos de fortalecimiento de capacidades sociales o gubernamentales: en este caso se trabajan diversas líneas.
Córdoba, M. (2011). Formulación y evaluación de proyectos. Bogotá, D.C.: Ecoe Ediciones.
Gestión de calidad en proyetos
Desde una perspectiva histórica, es preciso asentir que la calidad concebida como el conjunto de propiedades anexas a un producto o servicio tiene sus orígenes en la aparición del hombre mismo, en otras palabras es inherente y evoluciona conforme al desarrollo de la especie humana; frente al tema Cortés (2017) asiente “ya el hombre primitivo, la construir herramientas, armas, elaborar alimentos, confeccionar vestimenta, etc. observaba las características del producto en busca continua de mejoras que le proporcionara ventajas competitivas” (p.3); es decir, la calidad es un concepto que está ligado directamente con la satisfacción de las necesidades del hombre, las cuales fueron evolucionando de acuerdo a los avances industriales y tecnológicos que se han dado a través de la historia.
Los orígenes del concepto de calidad referido “al conjunto de características que posee un producto o servicio obtenidos en un sistema productivo, así como su capacidad de satisfacción de los requerimientos del usuario” (Cuatrecasas, 2005, p.1), como se conoce actualmente en la administración fortalece o liga sus orígenes a la revolución industrial, “cuando el taller cedió su lugar a la fábrica de producción masiva” (Cortés, 2017, p.3); esta primera etapa de evolución llevada a cabo entre el siglo XVIII y XIX tuvo varios avances que cimentan el desarrollo de la sociedad, entre ellos está el progreso de los medios de transporte que permitieron trascender fronteras y por ende aumentar la posibilidades geográficas del mercado, aplicándose el principio económico que determina que: “un aumento de la demanda conlleva a un aumento de la producción”.
Pero la revolución industrial en su primera etapa solo fue el principio de muchos cambios y descubrimientos tecnológicos que hicieron su aparición en una segunda etapa del proceso (mediados del siglo XIX y comienzos del XX) periodo en el que se “desarrolló la industria química, la electricidad, el petróleo y el acero; esto implico el descubrimiento del aeroplano, la invención del teléfono y la comercialización del automóvil” (Aldana, Álvarez, & Bernal, 2011, p.19); en este escenario nace la teoría clásica de la administración de Frederick Wilson Taylor quién hace referencia a la productividad y el aprovechamiento eficiente de los recursos enfatizando en los procesos la producción masiva, las expectativas del progreso material y se considera el ser humano como factor productivo, es decir, se generan procesos productivos cada mes más agresivos y menos humanos, en donde lo único importante es poder cubrir la demanda, ofreciendo bienes que satisficieran las necesidades de una sociedad que se empezaba a acelerar. En un escenario productivo tan agreste la calidad estuvo en manos de los encargados de los inspectores, quienes decidían a través de una valoración si un bien o producto era considerado bueno o malo acorde con su uniformidad.
El enfoque de Taylor conlleva a un problema de deshumanización, que como consecuencia genero desmejoras en los procesos productivos y por ende de la calidad, lo que lleva a replantear y fortalecer los principios administrativos apareciendo en escena Henry Fayol, quien enfatiza en la estructura y la organización para mejorar los procesos productivos, e incluye las cuatro etapas del proceso administrativo a saber: planificación, organización, dirección y control. En materia de calidad este autor asiente que la inspección por sí sola no es garantía de la calidad dentro de un proceso integral y propone que esta sea la base para detectar errores, que se deben solucionarse con un equipo de personas especializadas, por tanto, dicha inspección no solo debe ser visual, sino que debe incluir instrumentos estadísticos de medición.
De esta forma, con base en la industrialización y el desarrollo tecnológico la calidad evoluciona a una etapa de aseguramiento, en la cual intervienen todos los departamentos de la organización ya no sólo el área de producción, apareciendo entonces la administración estratégica por calidad total, en donde el control de calidad sobrepasa el producto en si yendo hacia el proceso de producción, involucrando toda la organización.
Más adelante hacia los años 70 “a raíz de la crisis del petróleo se produce un cambio radical en las tendencias productivas hacia la reducción de costes y el aprovechamiento de los recursos” (Cortés, 2017, p. 5), esto conlleva a que la calidad se configure dentro de un contexto no solo de uniformidad, sino también de fiabilidad en relación a los costos, por lo cual se plantea un control del proceso que implica una retroalimentación y una corrección.
A finales del siglo XX se produce múltiples avances tecnológicos que llevan a la globalización de la economía, que genera una nueva transformación al concepto de calidad orientada adelantarse a las necesidades, innovando y creando nuevas necesidades, de esta forma la calidad se afianza como un elemento rector dentro de la empresa.
A inicios del siglo XXI aparece en escena la calidad desde el enfoque de explícito de la gestión refiriendo “al conjunto de acciones, planificadas y sistemáticas, que son necesarias para proporcionar la confianza adecuada de que un producto o servicio va a satisfacer los requisitos dados sobre la calidad” (ISO, 2008) este concepto se relaciona ISO 9001, que son una familia de normas aprobadas por un organismo reconocido que define las reglas, estándares y directrices de cómo debe abordarse la calidad en los procesos y procedimientos.
A modo de resumen, la evolución de la gestión de calidad en el contexto empresarial, acorde con Cortés (2017) parte de:
La inspección etapa en la cual se cuida la calidad mediante revisión al producto final; posteriormente se incluye el control estadístico a través de la observación; procede el aseguramiento de la calidad o gestión integral de calidad en todo el ciclo del producto; luego se enfatiza en la calidad total involucrando todas las áreas de la empresa; finalmente se tiene la integración etapa en que se vinculan otros sistemas relacionados con la empresa como el medio ambiente, la seguridad laboral, la responsabilidad social entre otros.
El análisis introductorio de la calidad y su gestión muestra que este concepto administrativo no es estático, por tanto, evoluciona constantemente pues implica alcanzar cuotas de actuación superiores, ya que este hecho es el único que asegura a las organizaciones alcanzar ventajas competitivas sobre los demás.
El enfoque de la calidad dentro de un contexto desarrollista y evolutivo no es más que el resultado de los cambios que se presentan en el entorno empresarial, económico y social, en otras palabras, los adelantos tecnológicos han generado comportamientos en el consumo del hombre que van más allá del producto en sí; por lo cual nacen nuevas necesidades y expectativas sobre los bienes y servicios las cuales, determinan diariamente nuevos estándares que refieren a lo que el consumidor considera como calidad. Desde esta perspectiva y acorde con Uribe (2011) la calidad de un producto o servicio es:
una percepción subjetiva de productor, proveedor y el cliente quien confrontan de manera consiente e inconsciente lo percibido frente a sus requerimientos y expectativas propias y de acuerdo con el resultado de dicha confrontación establece el nivel de calidad del bien.
La evolución del concepto de calidad y su transformación a través del tiempo lo convierte en un elemento cada vez más complejo y preponderante en el desarrollo de la organización, el cual está relacionado directa e indirectamente con los factores interno y externos que circundan los procesos productivos y comerciales.
Desde la perspectiva interna la calidad ha ido involucrando elementos empresariales como: los proceso y procedimientos no solo en el área operativa sino en todas las áreas de la empresa; la responsabilidad que recae en todos los integrantes de la organización, ya que está presente en todas y cada una de las dependencias; la importancia del cliente como catador de dicha calidad; la prevención somo un mecanismo inherente la gestión de la calidad; la mejora continua enfocada al alcance de cuotas superiores; y la colaboración e integración de todos los integrantes de la organización en pro de ofrecer un producto y/o servicio de calidad.
En el ámbito externo la calidad depende de diversos factores que la condicionan y modifican, acorde con Marcelino y Ramírez (2014) dichos factores refieren a:
La globalización como un proceso de intercambio económico que genera un escenario de selectividad en los productos ofrecidos por los diversos países; la competitividad producto de la globalización y depende de la relación costo-calidad de lo ofrecido, y por ello es preciso utilizar estrategias de producción, gestión o administración más eficientes e innovadora; la productividad relacionadas con el mejor aprovechamiento de los recursos para obtener los mejores resultados; y la sustentabilidad empresarial que aumenta genera confianza en los clientes salvaguardar los recursos naturales que prevalecen para las generaciones presentes y futuras.
En este momento la calidad trasciende los límites del producto como tal y se enfoca en las necesidades del consumidor dándole gran importancia a la competitividad dentro de un contexto o entorno enfrentado al cambio continuo, actualmente la calidad es un compromiso de todas las áreas de la organización en la cual juegan un papel preponderante los clientes internos y externos, pues lo que se busca es proporcionar un producto o servicio con óptimas condiciones que se adecue de una forma efectiva a lo que el cliente espera.
Aunque inicialmente la calidad fue un concepto ligado directamente a la producción industrial, actualmente su aplicación es mucha más amplia y trasciende las diversas actividades del hombre, entre ellas la gestión y desarrollo de proyectos, refiriendo a proyectos como “un esfuerzo temporal que se lleva a cabo para crear un producto, servicio o resultado único” (PMI, citado por Gómez, 2016), en este este esfuerzo la calidad es un elemento preponderante que trasciende las cinco etapas a saber: iniciación, planificación, ejecución, control y cierre.
En relación a los proyectos la calidad puede concebirse como entonces como las satisfacción plena de las necesidades por las cuales se emprendió el esfuerzo temporal; de esta forma, la gestión de calidad está ligada directamente a la mejora continua que como ya se mencionó es un factor inherente al tema; así primero se hace necesario la planificación de la calidad, para luego ejecutar o hacer el proyecto, prosiguiendo con la verificación de resultados en cara a la planeación y considerar la corrección de desvíos si fuese necesario.
En conclusión, la calidad es un concepto que nace, se desarrolla y evoluciona a la par con el hombre, por tal motivo no se puede concebir como un concepto estático e invariable, sino que por el contrario es dinámico y cambiante y su definición depende de la época y del contexto donde se aplique, pasado por diversas etapas que comprenden: la inspección de los productos propia de la revolución industrial, el control estadístico que se dio con la evolución de la teoría clásica de la administración, el aseguramiento de la calidad, la calidad como estrategia competitiva que se mantiene actualmente, la reingeniería de procesos en pro de la competitividad, y la calidad enfocada al capital intelectual al cambiar el paradigma de la revolución industrial a una revolución del conocimiento. Así, el carácter evolutivo del concepto de calidad le ha permitido transcender de producción y la industria a otras actividades desarrolladas por el hombre, entre estas el desarrollo de proyectos.
En síntesis, la calidad desde un enfoque integral aplicada a cualquier tipo de proyecto precisa una gestión eficiente (procesos) y eficaz (resultados), es decir debe estar integrada o hacer parte de todos y cada uno de los procesos que se desarrollan para el cumplimiento de los objetivos propuestos, yendo desde la planeación hasta los resultados finales, teniendo en cuenta la maximización de los recursos humanos, económicos, tecnológicos, de tiempo, etc. En otras palabras, la calidad de un proyecto debe ser visible en los procesos y actividades que se deben ejecutar de forma responsable, con el fin de satisfacer las necesidades de los interesados y beneficiarios de dicho proyecto, atendiendo los estándares y normas establecidas por las entidades competentes.
Bibliografía
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Cuatrecasas, L. (2005). Gestión integral de la calidad: implantación, control y certificación (3a. ed.). Páginas 19 – 35. Recuperado de https://bibliotecavirtual.unad.edu.co:2538/lib/unadsp/reader.action?ppg=20&docID=3182425&tm=1537460439989
Gómez, R. J. (2016). Dirección y gestión de proyectos de tecnologías de la información en la empresa. Páginas 36 – 56. Recuperado de https://bibliotecavirtual.unad.edu.co:2538/lib/unadsp/reader.action?ppg=36&docID=4824526&tm=1537481781198
ISO. (2008). Pero ¿Qué es la Gestión de la Calidad? Obtenido de ISO 9001 calidad. Sistemas de Gestión de Calidad según ISO 9000.: https://iso9001calidad.com/que-es-la-gestion-de-la-calidad-23.html
Marcelino, M., & Ramirez, D. (2014). Adminsitración de la calidad nuevas perspectivas . México: Grupo Editorial la Patria.
Uribe, M. M. E. (2011). Los sistemas de gestión de la calidad: el enfoque teórico y la aplicación empresarial. Páginas 19 - 24. Recuperado de https://bibliotecavirtual.unad.edu.co:2538/lib/unadsp/reader.action?ppg=18&docID=4909300&tm=1537459072188